jueves, 8 de marzo de 2007

Tres deseos


Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más)que el primer deseo de Ali Abd al-Rahman Azzeh fue muy simple: ser reconocido, que la gente al ver su foto en los diarios o saber de él por los noticieros pensara: “a ese tipo lo conocí yo en mil novecientos setenta y tantos”. Deseó, pues, que su historia trascendiese y su rostro fuese del dominio de todas las tribus temerosas de Alá (La gloria sea con aquel que no muere). Los otros dos deseos se ajustaban más a lo convencional: mujeres y dinero. El genio a cada requerimiento replicaba: “hecho”. La tradición registra que su historia tuvo lugar en un lugar tan ignoto y lejano como Venezuela. Su familia se enteró de todo cuando uno de los que estaba de vuelta de aquellos lejanos y tropicales parajes leyó en la prensa local: “Apresado falso jeque y desmantelada red de corrupción en La Rinconada”.